Pedro Guerra
Así nunca volvió a ser

Como llevaba trenza
La llamábamos trencita en la tarde del jueves
Jugábamos a montarnos en ella y nos llevaba
A una extraña región de la que nunca volveríamos

Porque es casi imposible abandonar
Aquel olor a tierra de su cabello sucio
Sus ásperas rodillas todavía con polvo
Y con sangre de la última caída
Y, sobre todo
La nacarada nuca donde se demoraban
Unas gotas de luz cuando ya luz no había

Porque es casi imposible abandonar
Aquel olor a tierra de su cabello sucio
Sus ásperas rodillas todavía con polvo
Y con sangre de la última caída
Y, sobre todo
La nacarada nuca donde se demoraban
Unas gotas de luz cuando ya luz no había

Allí me dejó un día de verano
Y jamás regresó
A recoger mi insomne pensamiento
Que desde entonces vaga por sus brazos
Corrigiendo su ruta, terco y contradictorio
Lo mismo que una hormiga que no sabe salir
De la rama de un árbol en el que se ha perdido