When I look at the shape
of America on the map,
my love, it is you I see:
the heights of copper on your head,
your breasts, wheat and snow,
your slender waist,
swift throbbing rivers, sweet
hills and meadows
and in the cold of the south your feet end
its geography of duplicated gold.
Love, when I touch you
not only have my hands
explored your delight
but boughs and lands, fruits and water,
the springtime that i love,
the desert moon, the breast
of the wild dove,
the smoothness of stones worn away
by the waters of the sea or the rivers
and the red thickness
of the bush where
thirst and hunger lie in wait.
And thus my spacious country welcomes me,
little America, in your body.
Still more, when I see you lying down
I see in your skin, in your oaten color,
the nationality of my affection.
Because from your shoulders
the cane cutter
of blazing Cuba
looks at me, covered with dark sweat,
and from your throat
fishermen who tremble
in the damp houses of the shore
sing to me their secret.
And so along your body,
little adored America,
the lands and the peoples
interrupt my kisses
and your beauty then
not only light the fire
that burns unquenched among us
but with your love it is calling to me
and across your life
it is giving me the life that I lack
and to the taste of your love is added the clay,
the kiss of the earth that waits for me.
[original Spanish text]
Cuando miro la forma
de América en el mapa,
amor, a ti te veo:
las alturas del cobre en tu cabeza,
tus pechos, trigo y nieve,
tu cintura delgada,
veloces ríos que palpitan, dulces
colinas y praderas
y en el frío del sur tus pies terminan
su geografía de oro duplicado.
Amor, cuando te toco
no sólo han recorrido
mis manos tu delicia,
sino ramas y tierras, frutas y agua,
la primavera que amo,
la luna del desierto, el pecho
de la paloma salvaje,
la suavidad de las piedras gastadas
por las aguas del mar o de los ríos
y la espesura roja
del matorral en donde
la sed y el hambre acechan.
Y así mi patria extensa me recibe,
pequeña América, en tu cuerpo.
Aún más, cuando te veo recostada
veo en tu piel, en tu color de avena,
la nacionalidad de mi cariño.
Porque desde tus hombros
el cortador de caña
de Cuba abrasadora
me mira, lleno de sudor oscuro,
y desde tu garganta
pescadores que tiemblan
en las húmedas casas de la orilla
me cantan su secreto.
Y así a lo largo de tu cuerpo,
pequeña América adorada
las tierras y los pueblos
interrumpen mis besos
y tu belleza entonces
no sólo enciende el fuego
que arde sin consumirse entre nosotros,
sino que con tu amor me está llamando
y a través de tu vida
me está dando la vida que me falta
y al sabor de tu amor se agrega el barro,
el beso de la tierra que me aguarda