J.s Homero
La Divina Comedia: Cielo
[Capitulo 1]

Del ascenso de un poeta hacia el renacimiento

Me encontraba en el Empíreo,
vi a Dios acariciando los cielos,
luego me mira fijamente,
entra en mi alma y limpia mi mente.
Un súbito relámpago en mi pecho,
me llena del poder y del desprecio,
Dios toma su dicha,
para bofetearme en la mejilla.

Impuro el hombre que honra el dolor, excluido de los hombres que fecundan el candor.

En silencio bajo la mirada,
toma su cetro y me corta las alas.,
no caían lágrimas,
porque en la tierra ya fueron cortadas.

Catrina con manto ónix brillante,
Dios camina pero catrina se pone en su delante, truena el Empíreo, aumenta los rayos a lo lejos.
Circundo en mis venas la amargura viva, porque en mi interior catrina aparecía.

Los ángeles se aquietan, mientras catrina me protege con su candela.

Dios me da su espalda y maldice mi pecado, soy el primer mortal que no es sanado ni perdonado.

Ángeles de un desconocido convento, llegan ante mí y me maldicen con sus fundamentos.

Bajo a la novena esfera, el primer móvil de los ángeles, donde se los santos dejan de ser mortales.

La armonía y la luz se alejan, Dios me ha condenado a la pena.

Catrina toma la rienda de mi destino, se prende de ira y fulgor de los dignos.

Dios arremete con su poder celestial y aquel círculo que lo rodeaba lo hace girar, y un torbellino de ángeles nos aleja cada vez más.

Me llevan a la octava esfera la de las estrellas fijas.
San pedro me esperaba, y con la biblia en mano el profesaba:
Maldices la fe y la divinidad, pero tú como mortal no conoces al libre albedrío de la libertad.

Condenas la esperanza por tus pecados, lloras las penas ajenas que el amor te ha dejado.

Amas a una musa y amas al placer, porque no amas lo que te creo y te vio nacer.

La virgen María reza por todas las almas, pero maldice tu alma putrefacta.

Mire el géminis a mi alrededor vi como varios santos, me despojaban de su resplandor.

La fe se convirtió en fragmentos de verdad, porque en mi interior ahora solo existe la cruda y vil realidad.

La esperanza se convirtió en ego, me convertí en el profeta de su reino.

El amor ya desde hace mucho tiempo ya había muerto, solo me blasfemaban sus mandamientos.

La iglesia militante me despojaba del amor hacia María, pero tenía profundo placer por catrina.

Me destituyen a Saturno por el delirante pecado de odiar, pero en Saturno con alguien me iba a encontrar.

Pedro Damián me halla, y me encamina a la falsa templanza.

Era una de las tantas blasfemias de la iglesia, Pedro grita desprendidamente:
Osas fingir no creer en lo que has visto, Dios es tu rey y despreciarlo es un delito.
No amaras si vas por mal camino, odiaras que no tengas control sobre tu propio destino.
Catrina se hacía más negra, se empezaba aparecer a mis penas, tan negras y ponzoñosas, que la hacían ver toda una fulgurante señora.

Pedro Damián, predestina mi vida maldita por siempre.

Llego a Júpiter donde están los justicieros, que al verme con catrina no dudaron en hacernos polvo de cenicero.

Los reyes de los dioses caracterizados por la justicia, por lo cual quieren en nombre de Dios hacer pedir clemencia.

Justicia de amor que juzgas, mira en tu interior para encontrar lo que buscas, serás preso de lo desconocido, serás condenado a ser maldito.

Constantino I se acerca con su espada, su corona con lirio esta forjada, y su traje con oro macizo, ha sido blindada.

Pasa suavemente su espada por mi garganta, catrina con su oz se levanta, David, Ezequías y Trajano, en pie de guerra para a Constantino darle una mano.

Gamulios se desprenden de Catrina con espadas del inframundo, me piden que prosiga, que avance al siguiente punto.

Dao se les une a ellos, el también grita que avance, mientras catrina me hala del mate, para continuar hacia Marte.

Al llegar veo a cristo, envuelto en la cruz de griega formada por los guerreros de la fe, se alteran por catrina, bajan de la cruz evitando que escape.

Miles de guerreros que murieron por Dios, protegen al señor de la aparición de catrina, pero para esta guerra aparece la tercera jerarquía.
Si la tercera jerarquía de los ángeles caídos, que viven muertos en el infierno invicto, centellas de luz sobre los guerreros de tropelía, enfrentándose a muerte a Lord lurvart y los Belia.

Guerra en Marte, muerte, sangre, fatal y devastadora, batalla a muerte como la de Troya.

Catrina abre camino sobre los cadáveres, con un solo dedo los levanta sobre los Alpes, ella es dueña y señora de la sangre, ella tiene el control sobre los ángeles.

Pero debes continuar avanzamos mientras los ojos se hacen tornasol, estábamos de llegada al enigmático paraje del sol.

Llegamos al centro del lugar doce cabezas alrededor del más sabio, pero en realidad son dos Homero y Horacio.

Saussure, Freud, Martin Heidegger, Husserl, Wittgenstein, Adorno, Marcuse, Russel,
Foucault, Popper, Arendit, Jean Paul Sastre,
todos los filósofos que me encontré.
Homero se acerca ante mi presencia, Catrina lo mira con benevolencia.

Porque andas en territorios de las más sabios, mortales e infernales no merecen nuestros bríos.

Sabemos quién eres, sé que no tomas mi nombre de referente, sé que lo haces por el significado que este contiene.

Tu sabiduría está en porcentajes elevados para los mortales, pero en medio camino de los inmortales, pero no finjas que no lo sabes, sé que quieres ser como nosotros los grandes.

Y sabes una cosa, por como sabio que soy, puedo ver en tu interior el don de la perfección.
Algún día te sentaras conmigo y con Horacio, cuando tu legado se un magno y tú seas todo un sabio.

Con prudencia, fe y templanza en este engañoso camino avanza.


Luego, Homero calló, y me dejo avanzar.

Un estrepitoso sendero estaba por delante, entonces empecé a escuchar la diafonía fragante. Así nos encontramos con Venus el mundo de los amantes.

No quería estar en aquel incomodo lugar, le pedí a catrina avanzar.

Pero Venus tenía un mensaje para mí;

Arrepiéntete ahora si aún concibes el amor en tu aurora. Arrepiente ahora antes de que pierdas por siempre a tu señora. Tu pecado no es amar, tu pecado es buscar lo que nunca vas a encontrar. Tu buen concepto de la poesía y la mujer, tu vida y la realidad te han impedido ver. Lo que es verdad.

No vayas en busca de la reencarnación, la única reencarnación es la de tu corazón.

Los mortales son destinados a morir felices, pero los obstinados morirán sobre rayos grises.
La puerta para la tierra está en mi corazón, toma la decisión y acaba con esta triste perdición en busca de la reencarnación.

Te suplico no sigas, deja a catrina y ven a los senos de la vida.

Pero catrina, escucho, un manto oscuro me cubrió el cuerpo, no podía ver, ni escuchar ni hacer algún movimiento.

Escuchaba gritos de desesperación, pero cuando abrí los ojos yacía en el mundo de los temibles iracundos.

Aquí mire los cuerpos de los hombres y mujeres que en busca de la fama, se dejaron cegar por el poder y rompieron su templanza.

Aquí me encontré con los alter ego de la literatura del nuevo siglo.

A Ernest Hemingway y Nick Adams su gran amigo, personificaciones maestras del nuevo siglo.

Henry Bedike con John Updike,
Henry Chinaski con Charles Bukowski,
Kilgore Trout con Kurt Vonnegut,
Nathan Zuckerman con Philip Roth.

Solo con el simple y sutil hecho de verlos, sentí como nunca debo alimentar mi ego. Catrina solo se reía de ellos.

Hasta que de tanto avanzar por fin llegamos a la Luna, era enigmática tal joya brillante como ninguna.

Aquí se encuentran las almas que rompieron su voto monástico, por ende su coraje aparenta ser castrado.

Catrina me enseño un sendero a lo lejos, estábamos a punto de abandonar los cielos.

Seguimos ese ancho y extenso camino, mientras desaparecían los ángeles, mientras desparecía la luz del destino.

Nos hallamos en el Edén, vi a Matilde correr del leteo, el rio del olvido, Catrina me dijo que no me acerque al rio.

Serafines venían a impedirme el paso al anillo de fuego, mientras veía a catrina por tratar de protegerme caer al Leteo.

Matilde, mandaba más serafines a capturarme, con arcos de luz querían matarme.

Catrina yacía en el leteo, pero ángeles del infierno traspasan el anillo de fuego.

Eran la segunda jerarquía de ángeles caídos, que vienen a hacer la guerra en el campo del origen del ser vivo.

Lord Oeillet va por catrina con su tridente traspasa su vida, mientras sus ángeles pelean a muerte contra los serafines.

Dios se cansa de la perturbación de la paz en el cielo, entonces suelta a sus ángeles guerreros, mientras la primera jerarquía de ángeles caídos sube del infierno.

Los Lord: Carreau, Oeillet y Lurvart encabezan las tres jerarquías de los ángeles caídos, mientras Dios manda a serafines y querubines a proteger el Edén de los malignos.

Catrina bañada por el leteo, como no posee ningún buen recuerdo, entra el poder total del destierro.

La guerra final estaba por comenzar, cuando vi la oportunidad de círculo de fuego llegar.

Cuando trataba de cruzar el portal, los arcángeles Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel, están llenos de ira para poderme enfrentar.

Mientras la guerra entre ángeles caídos y serafines comenzaba, catrina me da esperanza cuando de su corazón desprende el báculo de la santa muerte; la guadaña.

Me la avienta, mientras los ángeles comienzan la contienda.

El arcángel Miguel roza su espada en mi pecho, ruedo hacia Rafael y lo enfrento dejando con la guadaña un fleco en su pecho, pero no está muerto, un mortal no puede asesinar a algo que es eterno.

Uriel toma una lanza y me la avienta con toda su hiel, la esquivo y atraviesa a Rafael, caen de rodillas sobre el Edén, porque entre hermanos si pueden ser asesinados en el Edén, es un mandato posible gracias a Caín y Abel.

Gabriel quiere tomar venganza, tomo su espada y se desprende la piedad, quiere la muerte de su hermano vengar.

Catrina invoca a Djin, dios del elemento del fuego, para que luche, haga distracción, y pueda continuar con mi trayecto.

Me aproximaba a la entrada, cuando Dios, me retaba, lanzado rayos cada segundo en la entrada, al círculo de fuego.
Guerra haz ocasionado en mi hogar, tu alma voy a profanar y en el sombra de Dios para siempre vivirás.

Catrina sin temor, se despoja de su manto, y me pone, y una nube negra en el cielo del paraíso se traspone.

Porque quizás ella habrá caído en el Leteo, pero nunca ha olvidado el significado de el porque estoy a su lado en este momento.

Los rayos igual traspasan el cielo, sin temor traspaso el fuego, el manto de catrina ahora es mi amuleto, me tocar seguir solo y desventurado, para con el don del poder ser bienaventurado.

Me encuentro en el círculo de fuego, el círculo purificador de los muertos.
Aquí las almas se purifican para entrar a los cielos.

Y en plena guerra en dicho cielo, tengo que seguir solo el camino hacia el infierno.